La danza de la dalia azul

Si tuviera que elegir qué momento del día es para mí el más creativo, sin duda alguna, me inclinaría por aquél en que estoy conversando telefónicamente con alguien. Siempre que hago esto, procuro tener en mis manos un papel y un bolígrafo (sé que mucha gente lo hace). Me gustan, sobre todo, aquellas llamadas a media tarde procedentes de los llamados “call centers” que prestan sus servicios principalmente a empresas de telefonía.


Tengo por costumbre no comprar nada que me haya sido ofrecido por teléfono, pero, aunque sea por solidaridad con los comerciales, suelo escuchar la oferta. Después viene lo de siempre: me lo pensaré, ya veré, ahora tengo compromiso de permanencia con la competencia, etc.

“La danza de la dalia azul” surgió en una situación como ésta; mientras atendía una de esas llamadas, me dio tiempo a trazar dos circunferencias que fueron posteriormente unidas por un sinfín de radios a modo de pétalos. La inspiración se encargó del resto. Con respecto a esto último, la inspiración, ya lo decía Picasso: “Ésta existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.

La danza de la dalia azul (25-06-2009)

Por último, continuando con las citas de Picasso, para aquéllos que no encuentren sentido a esta entrada o consideren que ha sido una pérdida de tiempo por mi parte, les diré lo que decía este gran genio: “El principal enemigo de la creatividad es el buen gusto”.

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