ARCO 2010

La semana pasada, como cada año desde que comenzara su singladura en 1981, tuvo lugar en Madrid la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, más conocida como ARCO. Asistir a este tipo de ferias tiene una ventaja principal, y es que en un par de horas te pones al día de lo que se cuece en el mundo del arte; pero también es una oportunidad para darte cuenta de que lo que se está cociendo ya estaba cociéndose el pasado año, y ahora se está quemando, al menos esa es la impresión que a mí me ha dado. La verdad es que no he visto mucha diferencia entre el evento celebrado en 2009 y el de este año (de los anteriores no puedo hablar porque hacía años que no asistía); es más, muchas obras que pude ver el año pasado, como el vendedor que siempre muestra el mismo artículo porque no es capaz de venderlo, las he vuelto a ver otra vez en esta ocasión. Esto puede tener dos lecturas: pudiera ser que el mercado de lo extravagante es limitado o que, debido a la crisis, esas obras han llegado al corazón del coleccionista, pero no a su bolsillo. En cualquier caso, no debemos olvidar que ARCO es una feria comercial y no un museo permanente donde las obras no se renuevan.

No tengo más crítica que hacer. Con esta entrada no quisiera establecer ningún juicio sobre el mercado ni sobre la tendencia actual del arte; en gran medida, porque si así lo hiciera, yo debería incluirme en el lote, y no creo que sea acertado ponerme del lado de la crítica, cuando lo que siempre he deseado es estar en el lado criticado; además, hacerlo sería meterme en el ámbito del gusto, y eso es pisar terreno resbaladizo. Así que, pecando más de diletante que de pedante, me quedo con la frase del escritor y dramaturgo ruso Anton Chéjov cuando dijo: “Las obras de arte se dividen en dos categorías: las que me gustan y las que no me gustan. No conozco ningún otro criterio”

A continuación os dejo casi un centenar de fotos para que juzguéis vosotros mismos. En mi caso, yo me hubiera llevado a casa un 60% de las obras que aquí podéis ver.